AKSHAMALA ( ROSARIO TIBETANO) MALA

 En la historia y tradición de muchas culturas y religiones, el uso de herramientas que puedan servir de soporte para las necesidades del hombre en el recorrido que lo acerca a Dios, siempre han despertado un gran interés y han tenido un especial valor simbólico.

Uno de los objetos mas significativos, populares y conocidos por todos es sin duda el ROSARIO: asociado muy a menudo a la misma liturgia cristiana, en verdad el rosario - rosarium en latín- debe su nombre a la traducción supuestamente equivocada de la palabra sánscrita japa-mala donde el cambio de la letra a de japa de corta a larga transforma el termino oración a rosa- de ahí el termino latino- y remonta sus orígenes en la época antigua de Asia, donde se pueden encontrar sus primeras pistas pintadas en los frescos encontrados en las cuevas de Ajanta, en la región de Mahashtra, en la India centro occidental, en el siglo II a.C.; considerados símbolo de dioses y divinidades hindú, los rosario siempre fueron usados por devotos, no solamente de esta religión, como un practico sistema de cuenta de las oraciones repetidas y adquiriendo por eso una imagen muy profunda y representativa.

Ademas de hacer tangible el discurrir de los rezos, sea de oraciones, mantra o sutra, ayudan a concentrarse y a dirigir toda nuestra atención a la meditación, dándonos cuenta de lo que pronunciamos, y como una letanía repetida sin interrupciones, nos impregna y lleva nuestra mente lejos de lo cotidiano, dándonos la tranquilidad y la serenidad que buscamos cuando queremos acercarnos a Dios, cualquiera que sea, y en el cual aspiramos encontrar certidumbres, protección y consuelo.

La declamación ademas, rodea todo nuestro ser: la mano pasando las cuentas está ligada al cuerpo, el murmullo ligado a la voz y la percepción de dios a la mente.

 Así es como el uso del rosario no solamente es una practica metódica y sistemática que podría parecer un ejercicio doctrinal vacío, sino un poderoso medio entre el hombre y su dios, símbolo de un ciclo infinito que une la tierra con el cielo.

Muchas son las interpretaciones y los significados atribuidos a esta cifra, pero en verdad una de las definiciones mas correcta es que 108 no sea numero sino tres expresiones de la realidad:

 

  • 1 es Brahma, la Conciencia Suprema, la Verdad Ultima;

  • 0 en el centro representa el Cosmos, la Creación personificada en la figura de Shiva, pero también el estado espiritual de SAMADHI, o sea la unión intima e interior entre el que medita y el objeto de su meditación, que lleva al mas puro de entre los estados del intelecto, a la calma, a la sabiduría, prerrogativa de los Hindú y de los budistas.

  • 8 indica la fuerza creadora de la Naturaleza vista en sus manifestaciones mas significativas como los cinco elementos -agua, tierra, aire, fuego,éter - unidos a las tres expresiones del ser: Ahamkara, que define el yo, la individualidad, el ego; Manas, la capacidad de la mente de tener un pensamiento profundo y analítico; Buddhi, la facultad del intelecto de estar por arriba, de poseer intuición e inteligencia rápida y viva.

 

El numero 108 sin embargo se puede atribuir a los nombres de las divinidades mas importantes y sabedoras de los hindú, en las colecciones Védicas el 108 se identifica con el cosmos, así como 108 son las pastorcillas seguidoras y adoradoras de Krishna; la misma cantidad es el conjunto exacto de las Upanishad y también 108 son los lugares sagrados visitados por Vishnú, así como la misma medida caracteriza el numero de escalones que dan acceso a los templos budistas.

En la tradición budista el rosario toma el nombre de Aksamala, de aksá, sustantivo masculino que en sánscrito designa la semilla de Elaeocarpus Ganitrus, llamada rudra, y juntos al termino mala, rosario: de aquí su significado rosario hecho con semillas, phreng ba, tren-wa en tibetano: llamado habitualmente mala, su uso es exclusivo para la declamación de los mantra- sílabas, palabras y frases sagradas- escritas directamente por el maestro para su discípulo.

Los materiales usados para la creación de los malas son diversos, aunque a menudo salen de de elementos naturales como semillas de loto y de rudra, madera de sándalo, de tulsi, albahaca sagrada, de bodhi, Ficus religioso, y de rosa; ademas los encontramos también en concha, hueso, ámbar, jade, y otras piedras preciosas.

El rosario hindú Japa-mala - donde japa significa oración, murmurar oración, repetir, y mala significa guirnalda, rosario para recitar, murmurar rezos- en un principio se formaba con simples cuerdas con nudos regulares y hecho de forma que se encontrasen a una distancia constante, permitiendo así un desplazamiento fluido; luego fueron realizados con materiales de los mas variados, como perlas, huesos, semillas, madera, ....con numero de 108 cuentas.

Estos elementos poseen características especificas a las que le corresponden usos y propiedades diversas: la madera de bodhi contiene en si misma energía pacifista, protectora, capaz de mejorar las facultades mentales, con referencia a la experiencia del buda que justo debajo de un ficus fue donde recibió la luz; las semillas de loto desarrollan las mismas calidades, pero aumentando la capacidad de concentración y potenciando el conocimiento espiritual y el enriquecimiento intelectual.

La madera de sándalo es buscada por su aroma típico y único, muy bien acogido por los dioses, y que tiene prerrogativa de despertar las vibraciones más intensas y logrando que las percepciones sean más limpias y profundas, llevándonos a un estado de tranquilidad y positivista.

También los huesos tienen un valor simbólico muy fuerte: las de yak- buey tibetano- por ejemplo, son usadas con frecuencia para crear rosarios con un fuerte significado a la temporalidad de la vida, y haciendo que pueda resultar durante su breve curso más benévola y feliz.

La acción del mala puede ser interpretada con relación a los mantra que se rezaran para alcanzar distintos fines: existen por eso distintos rosarios concebidos para reconciliación, normalmente hechos con cien cuentas de cristal, perlas o nácar, que ayudan a eliminar las dificultades, la enfermedad y todas aquellas penalidades que podamos encontrar en el camino, para purificarnos y librándonos de las tensiones.

Otros tienen efecto de acumulación, por la capacidad de las oraciones declamadas de alargar la vida, el conocimiento y los méritos adquiridos en el camino: están formados por 108 elementos tradicionalmente de oro, plata, cobre o semillas de loto, este último material privilegiado vista su naturaleza sencilla y económica.

Hay mala creados para superar, controlando las intenciones de los demás, no para procurarse ventaja propia, sino para ayudar a todos los seres con dificultad; están formados por 25 cuentas de madera de sándalo picado y mezclado con aromas y fragancias.

Y también, encontramos mala formados por 60 cuentas de huesos humanos usados para someter y dominar, preparados con fines totalmente benévolos: la gran compasión que representan y expresan sirve para dar alivio y protección a todos los que la necesitan.

En el rosario budista el numero de cuentas que lo forman es también 108, cantidad que puede referirse al número de pecados que se pueden realizar, o también a las mentiras que los hombres llegan a decir y que, rezando los mantra con el propio rosario, se pueden superar; habitualmente en el mala las cuentas son consecutivas, menos un solo elemento distinto que determina el comienzo y también el final: esta cuenta se llama habitualmente meru, como la mitológica montaña sagrada, y está formada por dos partes, una superior ligeramente puntiaguda, que representa el stupa, el buda y que indica la verdad, estado en el cual la mente puede expresarse libremente, y la otra, más redonda, que expresa la alegría que se manifiesta cuando se alcanza la liberación de cualquier tipo de restricción.

El uso del mala es muy sencillo, el método de rezo es lineal y seguido: se declaman los mantra sucesivamente hasta llegar al stupa y volver para atrás sin superarlo o cruzarlo.

Indicativo es también el color del rosario, normalmente asociado al del buda al cual van dirigidas todas las suplicas: así por Mantilla Negra, Mahakala el Gran Negro -en tibetano Bernagchen o Nagpo Chenpo- se usaran mala del mismo tono o azul marino; él es la versión budista de Shiva, manifestación directa de Buda y expresa el amor y la protección, por eso el que le reza periódicamente se hará libre del miedo.

También la Tara Verde se venera y se implora desde siempre: Tara - llamada en tibetano Dolma - en sánscrito significa liberadora y está considerada como un ser sobrenatural iluminado, ente femenino junto al buda de la Compasión y por eso a todas aquellas manifestaciones ligadas a este sentimiento y junto con la capacidad de despertar concedido a todo ser.

A Ella se reza, desgranando una corona de jade, turquesa, o ágata verde, para encontrar consuelo y protección del miedo, amenazas y del dolor, siendo ella portadora del conocimiento de la tangible futilidad de toda rivalidad.

El blanco está reservado por Avalokiteshvara, el Buda con los Ojos Cariñosos, en tibetano Chenrezig, imagen del Amor y de la piedad inherente a cada bodhisattva, Él cuyos ojos lo ven todo;

y también el azul marino que se utiliza para honrar y beatificar Bhaisajya Guru, en tibetano Sangye Menla, el buda de la medicina, invocado para que nos conserve de toda enfermedad y sufrimiento, y también de la ignorancia, llevándonos a una condición de absoluta revelación.

El juzu o nenju, es el término japones para identificar el mala tibetano y también en este caso el significado de la palabra está ligado a su función: quiere decir numero de cuentas y el uso que le dieron los monjes tenía su finalidad tanto en la cuenta de los días como al numero de veces que se rezaba a buda, así que el concepto que expresa nos lleva a pensar y elaborar que invocando al dios todo lo que viene del sufrimiento de los 108 pecados que cumplimos a lo largo de nuestra vida, se puede transformar en felicidad alcanzando un estado de paz.

Hecho con cuentas de la misma medida, solamente dos destacan por su dimensión, siendo más grandes, la cuenta madre y la cuenta padre: la primera llamada myo, atada a tres borlas representa la parte mística, invisible, mientras el otro elemento, unido a dos borlas, representa la ley, ho, y también el lado tangible.

Ambos son manifestaciones de dos ámbitos de nuestra vida, uno más subjetivo, chi, y el otro más objetivo, kyo, interpretables como la realidad de nuestra existencia, así como la capacidad de entenderla e interpretarla con sabiduría.

Los materiales que lo forman son muy variados, a menudo ligados a la riqueza del discípulo que lo utiliza y a la casa a la cual pertenece.

Si se lleva en la muñeca como una pulsera, sus cuentas se reducen a 21.

En Japón, el sho-zuku-jio-dzu tiene una función igual: mucho más complejo y elaborado que el mala tradicional, cada escuela religiosa tiene el suyo propio, y también es distinta la manera de usarlo, por eso según la practica, sea kano, ki-to o goma, el acólito lo maneja según le corresponda.

Este rosario está compuesto por 112 elementos, 108 como los deberes terrenales a los cuales hay que atender, más otros cuatro que simbolizan las cuatro virtudes del buda, o sea el verdadero yo, la eternidad, la pureza y la felicidad; dividido en dos partes iguales, tiene en su interior dos piezas distintas, llamadas padre superior y padre inferior.

La corona para rezar es una manufactura que, como se dijo al principio, es parte integrante en las mayorías de religiones y también en la cultura islamita está muy bien considerada.

Llamado tasbeeh, tespih, subhah y también misbaha, según donde venga, sea de la India, de Persia o Egipto, o según el idioma, habitualmente está formado por 99 cuentas más 1 o sea en total 100: esto porque, para los musulmanes, 99 son los Bei, nombres de Dios, que se pueden pronunciar, Al-lsma-al-Husna, más una, muy distinta de las demás, con forma alargada y a veces más grande, que corresponde al nombre de la Esencia, Ismu ad-Dhat, expresión que solo se encuentra en el paraíso; ademas se pueden encontrar rosarios formados por 33 cuentas más una, y en este caso los rezos se repiten tres veces.

También para este tipo de corona, seguro posterior a la hindú y a la budista, el uso de los materiales puede variar, desde la madera de ébano y olivo, hasta sustancias naturales como el nácar, ámbar, coral y marfil...y también vidrio, piedras y muchos otros, preciosos pero también comunes o de poco interés.

Los elementos no vienen enhebrados consecutivamente, sino que hay un intervalo vacío que hace más fácil el deslizamiento en la cuerda y esto explica en parte el uso que se hace hoy día: creado como complemento a la practica religiosa, el rosario ha ido cobrando con el tiempo también el papel de pasatiempo, se pasa para concentrarse cuando se está pensando o cuando estamos inquietos; ademas, en algunas zonas, está visto como motivo de burla entre los creyentes de distintas confesiones.

De todas formas se puede afirmar tranquilamente que en la cultura árabe el misbaha es parte de quien lo usa, como si fuera una prolongación de la personalidad y del carácter de la persona.

En origen, el tasbeeh era el medio para expresar la noble practica del dhikr, antiguo y sagrado ritual seguido por los fieles musulmanes, y era la continua y constante memoria de Dios, repetir sin parar su nombre para así estar impregnados por completo de él y así alejar y rechazar todo lo que no es el Señor; estrictamente ligado al sufismo, este conjunto de formulas y rezos se declaman muchas veces, sin interrupciones, con el fin de acercarse al divino por medio de la meditación y de la declamación perpetua.

Una de las invocaciones más repetida es la sura numero 108, la más corta de todo el Coran, llamada de la abundancia; las suplicas pueden ser declamadas en solitario o también con los hermanos, en un solo rezo colectivo que muy fuerte y solemne sube hasta el cielo.

También en la fe ortodoxa encontramos un objeto con las mismas características que el rosario: para los creyentes griegos esto es el komboloi o koboloi, una simple cuerda en donde se enhebran un numero inexacto de cuentas, dejadas muy sueltas para poderlas desplazar sin dificultad.

El término viene del conjunto de la palabra kombos, que en griego significa nudo, y el término loi, que se puede traducir como objetos que están juntos; otra hipótesis es que el origen sea la palabra kobas, traducida como cuerda.

Antiguamente, en efecto, este tipo de rosario se realizaban atando simples cuerdas y después lo usaban los monjes durante sus rezos; pero con el tiempo han adquirido un valor simbólico importante y por eso están creados utilizando principalmente elementos en ámbar, dándoles por lo tanto un valor preciado y buscado.

Eran sobretodo los místicos religiosos del Monte Athos que los usaban, declamando principalmente el famoso rezo del Corazón: Señor Jesús Cristo Hijo de Dios, ten piedad de mi pecador.

Actualmente los más bonitos se han vuelto raros, en el mercado se encuentran sobretodo los de plástico, vidrio o cerámica, y esto se debe también al hecho de que ya han perdido su autentico significado y que muy pocos son ya los creyentes que los utilizan con el espíritu original: ahora es más un objeto de compañía que se maneja para entretenerse y pasar el tiempo; los que hayan viajado almeno una vez a Grecia no habrán podido dejar de observar que muchos hombres los llevan constantemente y hay innumerables tiendas, sobretodo de recuerdos, que los venden con este fin a los turistas.

Muchos son de verdad los objetos que tienen como fin ser de ayuda y un medio para que los devotos se comuniquen con Dios, pero cierto es que el rosario es seguramente el más expresivo y significativo, uno de los más antiguo y que todavía hoy en muchos casos ha mantenido y perpetuado su valor como símbolo y su místico y profundo contenido.

Considerando sus procedencias más diversas, sus tipologias y sus distintas maneras de ser creados es evidente que los hombres, de diferentes épocas o culturas, tengan los mismos deseos y esperanzas, igualmente unidos en la aspiración de poder encontrar acogida y consuelo en el Señor, invocando y ofreciendo suplicas que puedan ser escuchadas y concedidas sus peticiones.